"EL DOLOR SOCIAL"
(EXTRACTO DEL CAPÍTULO 3 "EL DOLOR COMO ALIADO" DEL LIBRO REGRESO AL CUERPO. AFRONTAMIENTO ACTIVO DEL DOLOR, EL TRAUMA Y EL SUFRIMIENTO)
(...) Por el lado de los familiares, amigos, parejas, compañeros de trabajo, vecinas, etc. surgen comentarios o frases dirigidas hacia la persona que está pasando por un dolor cronificado:
"No tienes nada, ve al psicólogo" "Siempre con el mismo tema..., piensa en otra cosa" "Tienes que salir y distraerte" "Eres muy quejica" "Tómate las cosas con más humor..., piensa en positivo" "Cuando resuelvas los problemas con tu madre (o padre/ hermanos/jefe/etc.) se te pasarán todos los dolores" "¿Vas al psicólogo?, no sabía que estabas tan mal"
Por el lado de la persona con dolor cronificado aparecen pensamientos reiterados de todo tipo-por lo general catastróficos-. Algunos de estos pensamientos se relacionan con lo social:
"Si me quejo ya no querrán estar conmigo" "Mis amigos me dicen que soy un pesado con el monotema" "Mi pareja terminará abandonándome" "Odio que piensen que no es para tanto" "Creen que estoy loca" "Tengo 40 años y comparada con mis amigas parezco de 80" "Las personas que no tienen dolor no saben lo que es convivir con él" "Nadie me cree, ni siquiera los médicos"
Estas y otras frases relacionadas con los vínculos las he oído muchas veces a lo largo del ejercicio de mi profesión. Para las personas con dolor cronificado las relaciones sociales se vuelven cuesta arriba..., igual que con su dolor (o más aún).
Al dolor físico se le suma el llamado "dolor social" ya que a veces se produce un desequilibrio importante en las relaciones personales que también "duele".
Es habitual que la persona termine aislándose con un sentimiento fuerte de incomprensión que influirá en la percepción dolorosa.
El "dolor social" ayuda a abrir la compuerta y puede determinar un umbral o tolerancia al dolor muy bajo.
Puedes solicitar el capítulo III "el dolor como aliado" del libro Regreso al cuerpo aquí
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