BUSCANDO DESESPERADAMENTE UN DIAGNÓSTICO

Cuando llega una persona a consulta psicológica después de un tiempo considerable con dolor cronificado y sin un diagnóstico declarado, se mezclan muchas variables que tenemos que considerar para poder realmente afrontar esa incertidumbre y gestionar adecuadamente cada momento del proceso.

Es fundamental considerar los diferentes elementos que se combinan e influyen en la percepción del dolor. Esta combinación es única ya que depende de cada persona. Cuando el paciente habla de "su dolor" los profesionales deberíamos entender que verdaderamente el dolor es suyo y la vivencia que tiene de él está influenciada por variables que no son solo orgánicas. La manera de abordarlo no será igual que para otra persona. 

No hay una única fórmula, no hay recetas mágicas o soluciones únicas.

La conformidad con el tratamiento médico y la necesidad de un diagnóstico orgánico que por fin defina lo que le sucede a una persona que lleva un tiempo considerable con dolor, son factores cruciales para su afrontamiento. 

Si en los tratamientos los profesionales respetamos y tomamos en cuenta la singularidad del paciente, sus necesidades, historia biográfica, estilo de vida, relaciones sociales, familiares, su ocupación, gustos y preferencias, seguramente la evolución y el afrontamiento serán positivos.  

Es habitual que las personas con dolor cronificado hayan pasado por diferentes especialistas, diagnósticos ambiguos, medicación excesiva que provoca efectos secundarios, y una sensación de pérdida completa de potencia y autoeficacia.¡Y no me extraña! porque convivir con el dolor y sentir que ha acaparado e invadido la existencia entera puede llevar a emociones extremas que eran desconocidas hasta ahora. 

Las personas que deciden buscar una ayuda psicológica por lo general sienten que los profesionales no toman en cuenta sus necesidades, no escuchan y en definitiva "no resuelven". Esto provoca dolor social y desesperanza y seguramente la evolución y el afrontamiento serán negativos.

En cambio un profesional empático, que se toma un tiempo para escuchar y contener a la persona que le consulta, que considera sus limitaciones actuales pero amplía el foco hacia sus posibilidades y alternativas, puede resultar determinante en la evolución positiva del tratamiento.

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