LA EXPERIENCIA PERSONAL DEL DOLOR




El dolor, antes que dolor..., es persona...

Una frase genial de mi hija acerca de la percepción y vivencia del dolor. Su reflexión fue tan contundente y acertada que le dije que la utilizaría en mi blog.

Después de años de trabajar ayudando a diferentes personas con síntomas muy diversos he podido comprobar que los estadios que se suceden en el afrontamiento de un dolor que se ha cronificado dependen absolutamente de la personalidad y características de cada una. 

La experiencia personal del dolor depende de muchas variables. Se juegan en ella no sólo la percepción de un daño físico puntual sino además factores emocionales, sociales, conductuales y cognitivo/evaluativos que influyen en la propia tolerancia o umbral de dolor.

Acerca de umbral el diccionario nos dice:(...) el umbral es la base de la exploración psicofísica de las sensibilidades táctil, olfatoria, visual o auditiva. El punto en que un estímulo ocasiona una transmisión de un impulso nervioso, se denomina umbral. (...) El umbral es la cantidad mínima de señal que ha de estar presente para ser registrada (...) Un umbral también es la parte inferior o escalón que hay en la puerta o entrada de una casa.

La puerta de entrada al dolor: la teoría de la compuerta (propuesta en 1965 por Ronald Melzack y Patrick Wall) nos ofrece una explicación fisiológica acerca del procesamiento del dolor. Aquí no explicaré el detalle a nivel de sistema nervioso, pero sí quiero mencionar el concepto fundamental de esta teoría que afirma que la presencia de estímulos no dolorosos bloquea o disminuye la sensación de dolor. A partir de este concepto, podemos pensar que frente al dolor no estamos del todo indefensos... 

El dolor antes que dolor..., es persona

El dolor puede llegar a ser arrasador, incapacitante, agotador. La percepción que tengamos de él depende de tantas variables que no hay una receta única ni un tratamiento psicológico mágico que lo resuelva. 

Muchas veces las personas que llegan a los tratamientos psicológicos vienen con una esperanza desesperada de soluciónEn general han pasado por diferentes especialistas, diagnósticos ambiguos, medicación excesiva y una desesperanza importante.

Y no me extraña, porque convivir con el dolor y sentir que ha acaparado e invadido nuestra existencia entera, puede llevarnos a emociones extremas que eran desconocidas para nosotros mismos.

Tomemos siempre en cuenta que cada persona afrontará el dolor de acuerdo con su contexto e historia particular. 
Respetar esa naturaleza propia es fundamental a mi entender y la clave para un afrontamiento positivo.
 
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